martes, 6 de abril de 2010

Jean baudrillard simulacros e hiperrealidad


Jean Baudrillard fue el filósofo de la seducción, el simulacro y la simulación. Con Baudrillard uno nunca está seguro del verdadero estatus de lo que está leyendo, y menos de su intención.
Toda su obra está plagada de sentencias con aires de aforismos y vocación de enigma zen. Frases tales como: “El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero”, no resultan tranquilizadoras en ningún sentido.

Baudrillard jugaba con eso; simulaba explicar, provocaba continuamente el sentido, y dejaba a su auditorio comentando sobre una suerte de lógica falsa saturada de variedad


Reflexiona sobre los más desalentadores temas de nuestro tiempo en lo que constituye una especie de Estética de lo peor, un mundo entero ya no es real sino que pertenece al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata ya de interpretar falsamente la realidad (ideología) sino de ocultar que la realidad ya no es necesaria.

Las masas absorben toda la electricidad de lo social y de lo político; la neutralizan sin retorno. Las masas no son buenas conductoras, no irradian sino que, al contrario, absorben toda la radiación de la Historia, de la Cultura, del Sentido. Las masas son inercia; son el poder de lo neutro, un fenómeno altamente implosivo.
Para Baudrillard en el mundo que nos ha tocado vivir la realidad ha sido sustituida por una hiperrealidad, en la que la historia no existe ya que nos movemos en un simulacro de realidad, diríamos en una realidad virtual en la que los referentes reales no existen y sólo tenemos la ilusión de su existencia, y en ello el papel de los medios de comunicación es fundamental, por la contribución decisiva que tienen en esa sustitución de una realidad real por otra ilusoria.
Estamos en un mundo en el que la representación de la realidad ya ha superado al referente en el que estaba su razón de ser, sin que esa realidad virtual signifique artificialidad o imitación de la realidad, sino que es un simulacro, un nuevo mapa topográfico de ese entorno que nosotros percibimos falsamente como real, mientras el ruido continuo que se genera a nuestro alrededor desde distintos ámbitos (mediáticos, políticos, culturales…) es lo que nos impide darnos cuenta de esa situación para seguir inmersos en una realidad simulada.